Adaptándonos al clima futuro un paso a la vez

19 Febrero

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Adptándonos al clima futuro un paso a la vez

Ángel G. Muñoz

Físico del Clima. International Research Institute for Climate and Society (IRI).

 

Imaginemos que el clima que observamos es la suma de la música de distintos instrumentos en una orquesta sinfónica muy especial, una orquesta climática. Algunos de esos instrumentos tienden a producir notas de frecuencias más bajas y sonidos más lentos, que en nuestra analogía pueden relacionarse con la “danza” del cambio climático antropogénico (ese que hemos creado los seres humanos). Pero en esta orquesta tenemos también instrumentos musicales que tienden a producir notas de más alta frecuencia, con ritmos más rápidos, representando la “danza” o señal de la variabilidad climática natural de nuestro planeta (que ha sido parte de la naturaleza desde antes de que los seres humanos existiéramos).

Los impactos climáticos que sentimos como sociedad son como la música producida por esta orquesta, y tienen parte tanto del cambio climático –involucrando sonidos más lentos, bajos y de fondo en la sinfonía– como de la variabilidad natural –con sus sonidos más rápidos y frecuentes–. La Madre Naturaleza, de hecho, no distingue entre ambos tipos de instrumentos, que en ocasiones tienden a producir notas musicales que se refuerzan una a la otra, representando extremos climáticos, a veces devastadores, como los que observamos alrededor del mundo.

Poder tener predicciones confiables del clima tanto para el presente como para el mediano y largo plazo es clave para los gobiernos, las autoridades y demás autoridades de básicamente todos los sectores productivos de la sociedad, y para las decisiones que nosotros mismos tomamos día a día. Todas las predicciones disponibles a nivel mundial y nacional, especialmente cuanto más se adentren en el futuro distante, sufren de incertidumbres que están causadas por distintos factores. Incluso teniendo los científicos más brillantes, los mejores pronosticadores y los mejores modelos de predicción disponibles, el clima es muy sensible a pequeños cambios, lo que hace que sea muy pero muy difícil de pronosticar con certeza –esto es algo que todos sabemos bien por experiencia propia.

Hay, sin embargo, aspectos del clima que sí podemos pronosticar, y lo podemos hacer a distintas escalas de tiempo: pocas horas a días, días a semanas, meses a trimestres, años a décadas, décadas a un siglo. Si en lugar de concentramos sólo en una escala de tiempo, como los escenarios futuros de cambio climático, usamos toda la información climática disponible –el pasado para darnos contexto, y pronósticos futuros para los próximos días, meses, años, décadas,…– entonces estaríamos todos más preparados para los distintos impactos climáticos que viviremos, y podremos sacar mejor ventaja de ellos. 

Y es que no todos los eventos climáticos implican desastres o aspectos negativos para la sociedad. Teniendo información climática futura confiable a distintos horizontes o escalas de tiempo, permite que podamos tomar las mejores decisiones. No se trata de adaptarnos “de golpe”, implementando estrategias de adaptación que se enfocan únicamente en lo que los escenarios de cambio climático para el 2080-2100 nos dicen que pasará. Se trata de “adaptarnos suavemente” –un día a la vez, un año a la vez, un paso a la vez–  a los múltiples eventos climáticos que ocurren continuamente. Nuestra capacidad adaptativa se incrementa, si somos capaces de identificar y estar preparados para todos los posibles “años típicos” del futuro, no sólo a uno o un subgrupo de ellos. Se trata de que consideremos la orquesta climática completa, y cómo su sinfonía evoluciona continuamente en el tiempo.